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La economía a través de la lucerna

  • María Martín
  • 7 mar 2017
  • 2 Min. de lectura

Las lucernas expuestas tienen una morfología especial que es propia de entre los siglos I y III d.C. y se caracteriza principalmente porque el rostrum está separado del cuerpo de la lucerna por una incisión horizontal y dos trazos oblicuos que dotan a la lucerna de un aspecto más regular y anguloso. En argot arqueológico este tipo de lucerna se conoce como “Lucerna de disco”.

Muchas de las lucernas romanas aparecen decoradas en la parte superior con escenas de todo tipo. Debido a la importancia que tenía la economía en la sociedad romana, muchas de las escenas que aparecen en las lámparas aluden al mundo del trabajo.

La Arqueología ha encontrado lucernas con decoraciones de trabajo de todos los ámbitos imaginables: artesanos haciendo su labor, herreros, forjadores, recolectores de trigo, vid o aceitunas, pastores e, incluso, pescadores. Esta cantidad de repertorios diferentes nos ayuda a comprender mejor el mundo más bajo de Roma y ver los distintos trabajos que existían. Sin embargo, si bien para nosotros es un registro muy importante de datos sobre la vida de los antiguos romanos, estas escenas de trabajo no eran muy usuales en las lucernas. Es lógico, por otra parte, que el mundo de la faena no sea potencialmente usado para decorar las lucernas, ya que preferirían motivos más bellos a la vista.

La pesca en particular, motivo que encontramos en las dos lucernas que se exponen, no fue un tema muy codiciado por los ciudadanos romanos. Sin embargo, el hecho de que tengamos ejemplos en los que vemos escenas de pesca muestra la importancia que tenía este trabajo para la economía diaria de Roma. Tal es así que incluso sin representar una escena de pesca típica, se alude a este trabajo mediante la figura del pez. Las representaciones de animales desempeñan un papel muy importante en el arte romano en general y en las lucerna en particular. Concretamente el pez se utilizó desde el siglo I hasta el V y se usó como símbolo de la pesca milagrosa y de la abundancia de comida, pues se le consideraba portador de buena fortuna y su presencia se consideraba presagio de una feliz travesía para los marinos. Por lo tanto, la aparición del pez puede aludir, aunque no siempre, a la importancia de la pesca en particular. Cierto es, por contra, que la mayoría de ejemplos en los que encontramos escenas de pesca proceden de ciudades costeras como Baelo Claudia, en Bolonia (Cádiz), pues su economía era fundamentalmente marina.

Rápidamente los atunes avanzan en fila, como falanges de hombres que marchan por tribus, unos más jóvenes, otros más viejos, otros de mediana edad: infinitos se derraman dentro de las redes, todo el tiempo que ellos desean y la cantidad que admita la capacidad de la red. Y rica y excelente es la pesca.

Opiano de Anazarbo, Halieutica, III, 620 y ss.


 
 
 

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